La emotividad que domina la obra de Jaume Queralt queda recogida en este volumen. Los viejos cafés rurales, los entrañables rincones de anticuarios o la singular fuerza evocadora de las olvidadas muñecas de porcelana, hacen arrancar en él profundos sentimientos plasmados gracias a un sabio y rigurosa conocimiento de las técnicas del gouache y el pastel que lo convierten en un singular pintor.
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